Por fin pudo saborear el triunfo el Ayamonte en su partido ante el Marinaleda. Era un duelo que se presentaba complicado de antemano para los fronterizos, pero supieron solventar con éxito, recogiendo el premio que les había faltado en otros compromisos anteriores.
La verdad es que sin realizar un partido brillante, ya que los nervios atenazaron a los rojillos, decantaron el partido a su favor, gracias a una genialidad de Japón cuando peor estaba el partido para sus intereses.
Hasta llegar a ese momento tuvo que luchar contra sí mismo el equipo de la Puerta de España. Y eso que el Ayamonte, que se presentó con la novedad de Emilio, empezó los primeros minutos bien posicionado en el campo. El primer acercamiento al portal rival por parte local fue en un saque de falta, que remató Álvaro por encima del larguero. Un minuto después Rubén Negrete falló con todo a favor, pero la ansiedad por meter el gol hizo que no conectara con el balón. Este sería el mejor ejemplo de lo que le pasó al Ayamonte durante la primera parte.
Los nervios hacían que los pases no fueran al lugar adecuado, facilitando la rápida recuperación del balón de los hombres del Marinaleda. Estos circulaban con mayor tranquilidad el esférico y se fueron haciendo dueños del juego. Así, a los dieciocho minutos un centro de Martín lo remató Moyano dando en el cuerpo de Mora, aunque los jugadores del Marineda reclamaron penalti. Tras el saque del córner, Ávalo lanzó alto.
Como no llegaban los goles en jugadas elaboradas, tuvieron que llegar desde el punto de penalti. El primero, a los 29 minutos, a favor del equipo fronterizo tras un agarrón de Cano a Gregorio Molina tras un saque de falta. El propio defensa algecireño transformó con suma tranquilidad a la izquierda del meta Molero, que se fue hacia el palo contrario.
Pero los nervios jugaron una mala pasada a los locales a falta de cuatro minutos para el descanso. Ávalo se trabajó un penalti ante la presencia de Mora y Domínguez, que lo vio el árbitro. La pena máxima fue lanzada por José Manuel, a la derecha de Miguel Rosa, estableciendo el empate en el marcador.
Tras el descanso Manolo Espina introdujo a Nacho Amate para controlar mejor el balón, acompañando a Álvaro en el centro de campo. Dio la sensación de asentarse mejor el conjunto rojillo tras el descanso, aunque ese mejor juego no se tradujo en ocasiones de gol.
Lo que emanaba del terreno de juego eran los nervios por los importantes puntos en liza. Esto hizo que casi se autoexpulsaran dos jugadores en poco más de cinco minutos. Primero fue el visitante Amador quien, en cuatro minutos (del 46 al 49), vio dos amarillas. Y cuando parecía que se ponían bien las cosas a los de Espina, Domínguez cometió una falta en centro del campo que le supuso la segunda a los 56 minutos.
Se equilibraban las fuerzas, pero el Ayamonte, que había introducido a Papu en el terreno de juego, buscaba inclinar la balanza a su favor. Sin embargo el que pudo poner en ventaja a su equipo fue el capitán del conjunto sevillano Moyano (63'), con un buen remate de cabeza, pero Miguel Rosa despejó junto a su palo derecho con ambos puños. Y poco después fue Ávalo quien tiró alto con todo a su favor.
Con la zozobra por el miedo a perder llegó la jugada que decidió el choque en favor del Ayamonte. Contraataque bien llevado por Papu, que pasa en profundidad a Japón y éste, anticipándose a dos defensores, eleva el balón ajustado a la escuadra izquierda sin que Molero pudiera hacer nada por impedir el tanto.
Quedaban poco más de veinte minutos por delante y tocaba defender la importante victoria que tenía en su poder el conjunto ayamontino. Los nervios, obviamente, volvían a estar presentes, pero los locales supieron defender su meta sin demasiados problemas y con un trabajo stajanovista de los diez jugadores de campo. Incluso pudo aumentar la renta Nacho Amate (84'), pero su tiro lo estrelló contra el cuerpo del meta Melero cuando se cantaba el gol por parte de los aficionados que alentaron durante todo el partido a los suyos.
Aún quedaba un último susto para la parroquia local. A falta de dos minutos, tras un mal entendimiento en el despeje por parte de los defensores rojillos, Vázquez remató a la media vuelta y el balón salió muy cerca del palo derecho de la meta de Miguel Rosa.
Con el pitido final se quitó la tensión el equipo local, lo que quedó reflejado en el abrazo entre Manolo Espina y su segundo Paco Amate, conscientes de la importancia de la victoria ante un rival al que dejan a cinco puntos más el goal-average particular.
FUENTE: HUELVA INFORMACIÓN
20-FEBRERO-2012
FUENTE: HUELVA INFORMACIÓN
20-FEBRERO-2012